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LA POLÉMICA HA CRECIDO EN LAS ÚLTIMAS HORAS

El despido de Jill Abramson “no fue parte de un desigual tratamiento de género”, dice el Times

(Advertising Age) – Los intentos de aclarar los motivos de la decisión de Arthur Sulzberger Jr. podrían exacerbar la disputa sobre el tema.

El despido de Jill Abramson “no fue parte de un desigual tratamiento de género”, dice el Times
Para Sulzberger, la brecha entre Adamson y el resto del staff “era demasiado grande para ser cubierta, y al final concluí que ella no podría recuperar el apoyo”.

Arthur Sulzberger Jr., editor de The New York Times, defendió su decisión de despedir a la editora ejecutiva Jill Abramson y negó informes de que ella había ganado menos dinero que su predecesor varón en el puesto.

La declaración fue un intento de refutar comentarios de que el diario había tratado a la señora Abramson en forma diferente a raíz de su género, tanto al despedirla por su estilo de management como antes de que eso ocurriera. Pero al expandir los detalles de la falta de satisfacción de Sulzberger con Abramson, el comunicado no hizo más que hacer escalar la disputa.

El Times había informado la semana pasada que el acuerdo logrado entre el diario y la editora implicaba que “ninguna de las partes entraría en detalles acerca de su despido”.

Pero Sulzberger trazó el sábado su perspectiva de una forma más completa que en los días anteriores:

“Durante su gestión, yo escuché repetidamente de boca de sus colegas de la redacción, mujeres y hombres, una serie de objeciones, incluyendo decisiones arbitrarias, falta de consulta, inadecuada comunicación y el maltrato público de sus colegas”, dijo Sulzberger en la declaración, que el Times distribuyó el sábado pasado. “Yo discutí esos asuntos con Jill varias veces y le advertí que, a menos que los tuviera en cuenta, se arriesgaba a perder la confianza del staff y la redacción. Ella reconoció que había cuestiones y acordó en que trataría de superarlos. Todos queríamos su éxito. Resultó claro, no obstante, que la brecha era ya demasiado grande para ser cubierta, y al final yo concluí que ella había perdido el apoyo de sus colegas del staff, y que no podría recuperarlo”.

La señora Abramson no pudo ser localizada el sábado para hacer comentarios. Ella no se había referido previamente a su despido más allá de una declaración inicial provista por el diario.

Una vocera del Times, al preguntársele acerca del acuerdo y qué cosas debían decir ambas partes, dijo que la compañía no había hecho comentarios sobre el acuerdo y estaba “cómoda” con la declaración del sábado.

Algunos observadores, incluyendo a Ken Auletta, del New Yorker, habían argumentado que un estilo brusco de management nunca le había costado el puesto top a los hombres del diario. “El ser abrasivo nunca había sido un motivo de despido en el Times”, escribió Auletta el jueves, un día después de que el diario anunciara la salida de Abramson. “Abe Rosenthal, un director ejecutivo que estuvo entre los últimos años de los ‘70s y los ‘80s, nunca fue considerado una persona sutil, para decir lo menos. Y allí hay una razón de que el género fuera ampliamente discutido en relación con el despido de Abramson y como ella fue juzgada, aunque no haya sido el factor decisivo”.

Fue Auletta, también, que informó que Abramson “recientemente descubrió que su pago y sus beneficios de pensión como editora ejecutiva -y, antes de ellos, como managing editor- fueron considerablemente menores al pago y los beneficios de pensión de Bill Keller, el editor varón a quien ella reemplazó en ambos puestos”.

The New York Times dijo la semana pasada que las compensaciones de Abramson y Keller eran comparables, pero las cuestiones de sexismo siguieron en auge.

“Tal vez el más triste resultado de mi decisión de reemplazar a Jill Abramson como editora ejecutiva del NYT es que ha sido lanzado por muchos como un ejemplo del tratamiento desigual de las mujeres en el lugar de trabajo”, dijo Sulzberger en la declaración del sábado. “Antes que aceptar que esto fue una situación que involucró a un individuo específico que, como todos, tiene fortalezas y debilidades, ha emergido una superficial historia”.

“A esto lo reforzaron incorrectos informes de que el paquete de compensación de Jill no era comparable con el de su predecesor”, continuó Sulzberger. “Esto es inexacto. El paquete de Jill era comparable al de Bill Keller; de hecho, en su último año completo como editora ejecutiva, fue un 10% más alto que el de él”.

 

Abramson sólo conservó el puesto desde septiembre de 2011. Sulzberger había tenido un problema con otro editor ejecutivo: Howell Raines fue forzado a salir en 2003 después de que la revelación del fraguado informe de Jayson Blair provocó una revuelta en la reacción, parcialmente debida al estilo de conducción de Raines, que algunos hallaron arrogante y abrasivo.

Redacción Adlatina

Por Redacción Adlatina

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