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LA COLUMNA DE MARIANA HERNÁNDEZ

Que 30 años no es nada

La columnista de Adlatina reflexiona sobre el nuevo paradigma en el que viven los millennials, basado en la flexibilidad, la prueba y el error y la independencia. Si bien este nuevo modelo puede generar ansiedad e incertidumbre, también brinda más libertad de elección y apertura al cambio.

Que 30 años no es nada
“La impermanencia es mucho más aceptada, gracias a la influencia de una generación que cuestiona el statu-quo, las líneas verticales de autoridad y el deber ser”, afirma Hernández.

El paradigma de proyecto de vida está cambiando drásticamente. Es importante tener en mente, como creativos y estrategas que somos, qué está pasando en nuestra sociedad. Estamos ante un incipiente reinado de un esquema mucho más flexible y dinámico sobre cómo colocar los ladrillos de nuestra vida.

No les puedo mentir. A veces me da cierta ansiedad cuando recuerdo que nuestra generación (Gen X, para no entrar en detalles) será la primera que no contará con la total certeza de un programa sólido de jubilación. Venimos de los valores de nuestros padres – estabilidad y persistencia – y vamos a los valores de los millenials – flexibilidad, prueba y error, independencia.

Trabajar 30 años en la misma empresa con la esperanza viva y creciente de ese gran día en el que nos jubilaremos, gozaremos de una pensión y empezaremos a vivir es cada vez menos probable. Vivir de los padres hasta que se pueda vivir de los hijos, también. Las consecuencias no son sólo sociales, sino también económicas. Hay toda una industria de vacaciones, bienes inmuebles, pensiones, fideicomisos e hipotecas que está cambiando. Oficinas colectivas, espacios abiertos de creación, mayores opciones laborales autónomas, redes sociales de pensamiento conjunto, trabajo a distancia… ¿cuántas implicaciones prácticas más podemos encontrar que tengan que ver con esta flexibilización de los valores?

La era millenial nos está dejando la iteración como mantra de vida: ensayo-error-acierto-ensayo-error-error-acierto. La iteración es el corazón de la innovación; son buenas noticias.

Un chico de 28 años puede ser asesor de carrera. Puede enseñarnos el valor de la creatividad y la valentía para ubicar el siguiente paso en territorio desconocido. Puede mostrarnos la amplitud de perspectiva para trabajar en diferentes áreas y roles.  Cómo estar muy conectados con la intuición y saber escuchar si fue suficiente de un trabajo y estar listos para el que viene. En un libro muy ligero y auténtico, Quarter-life breakthrough,  Smiley Poswolsky cuenta el modelo de los Lili pads, esto es: imaginen un lago cubierto de lirios, y que esa es la vida; para movernos por el lago hay que saltar de lirio en lirio, y no necesariamente en línea recta sino por cercanía o por conveniencia. Esta es la metáfora que usa este libro (que ha sido trend topic por un tiempo en Amazon) para contar cómo se puede diseñar la carrera profesional y probablemente la personal también.

Al principio de mi carrera, cuando facilitaba muchos workshops y brainstormings, solía preguntarles a los participantes ‘¿qué les apasiona en la vida?’,  una mayoría reveladora siempre confesaba alguna pasión secreta que sólo había tenido pequeñas alas, quizá a través de cursos o ensayos en el tiempo libre. Quisiera dedicarme al canto. Siempre soñé con ser pastelero. Me encanta la jardinería.  Ahora cuando hago la misma pregunta, siento más presencia de la gente que ama lo que hace y hace lo que ama.

Vivir de lo que nos hace felices ha sido un lujo que ahora se hace más cercano, porque se están cayendo algunos convencionalismos sociales que nos impedían explorarlo. La impermanencia es mucho más aceptada,  gracias a la influencia de una generación que cuestiona el statu-quo, las líneas verticales de autoridad y el deber ser.

Arianna Huffington trabajó y trabajó hasta que un día amaneció en el suelo de su  oficina en medio de un charco de sangre. Semejante experiencia trajo una conversión de valores sobre lo que es el éxito y cómo se construye.  Su “Third Metric” ha creado una nueva voz para redefinir la manera en la que dibujamos nuestro plan de vida. ‘El poder y el dinero no lo son todo’, afirma, mientras medita sobre el escenario en sus conferencias.

Entonces, ¿pensamos en una línea recta o en los lirios del lago? A muchos, la línea recta nos ha dado paz y orientación, pero puede que haya llegado el día de ver la libertad y crecimiento que nos da experimentar más y asegurar menos.

 

La gente allá afuera se está atreviendo a dejar más espacio a la incomodad e incertidumbre en sus vidas (a muchos no les queda otro remedio); nunca subestimemos a nuestros interlocutores, esas maravillosas personas que llamamos usuarios y consumidores y que, al final, son nuestros maestros.

Redacción Adlatina

Por Redacción Adlatina

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