Creo que entré por primera vez a Yuste Publicidad a principios de la década del ’60; la agencia ya tenía unos años, no sé cuántos, porque alguna vez me comentaron que el fundador, Enrique Yuste (abuelo), había dejado una buena trayectoria como buen ilustrador en España para instalarse en Buenos Aires. Cuando la conocí, Yuste era una gran agencia, miembro de una corta nómina en la que figuraban De Luca, Gowland, Castignani & Burd, Pueyrredón Propaganda…
A quien más conocí fue a Enrique, hijo del fundador, porque nuestras respectivas carreras tuvieron varios puntos de contacto. Cuando con Delgado, Sarmiento y Sekiguchi fundamos la primera revista de negocios de distribución en quioscos, Mercado, Enrique era el presidente de la Asociación Argentina de Agencias de Publicidad, hoy Asociación Argentina de Publicidad, por lo cual fue el primer entrevistado de la revista. Eran tiempos en que surgían las primeras agencias cautivas, creadas por algunos anunciantes para ahorrar costos, y recuerdo a Enrique como un paladín de esa causa.
Otro punto de contacto con Yuste fue la organización y realización del Congreso Mundial de Publicidad de Buenos Aires, en 1976; con Freddy Ortiz, estábamos a cargo de los temas, consulté más de una vez a la gente de Yuste, que sobresalía en varias de las áreas de la reunión mundial. En Yuste comenzaron sus carreras varios profesionales que luego serían muy conocidos. Uno de ellos fue Miguel Daschuta, de relevante actuación en De Luca Publicidad.
Pero también frecuenté el trato con Luis, el hermano menor; con Roberto Presas, autor de uno de los primeros libros de la especialidad, “¿Qué es la publicidad?”, editado por Ramón Columna, y a varios directores de cuentas, entre ellos Jean Azema. Yuste tenía, además de un gran nombre y una importante facturación, uno de los mejores elencos de su tiempo.
Yuste fue una de las agencias pioneras de la naciente televisión. En la década del ’60, comenzaron a llegar al país las grandes series norteamericanas, cuyo debut en los canales locales era auspiciado por grandes marcas. Yo todavía estaba en Primera Plana, en la sección Economía y Negocios, pero como me gustaba mucho la televisión, me asignaron como trabajo extra la redacción de una columna para comentar los estrenos más importantes. Fue otra etapa de mi relación con Yuste, porque la agencia manejaba varias de las cuentas que auspiciaban esos programas que constituían un excelente servicio para la audiencia y que los televidentes agradecían. Si la memoria no me falla, un cliente de Yuste (¿Compañía Química?) puso en pantalla uno de los programas que más admiraba: “El show de Dick Van Dyke”.
Por esas cosas del destino solía ver a Enrique los veranos en Playa Grande, donde conversábamos, hasta que enfermó y falleció. Fue uno de los profesionales con el que tuve más contacto a lo largo de nuestras vidas profesionales.
